26 jun 2016

Los pompis (fragmento)

¿Cuándo se perdieron los sentimientos?

Como ya dije, en el vivero vivían cientos de pompis; algunos, eran bailarines, otros escritores o poetas, los había deportistas, diseñadores de sombreros y otras múltiples profesiones importantes para los pompis. Ellos sí sabían sobre Paloma y sus cualidades artísticas.  Pero ninguno estaba dotado para pintar como ella lo hacía.

-¡Enseñános a pintar! –rogaban a Paloma los pompis de las lilas.
-¡Nosotros también queremos aprender! –se animaron los pompis de los cactus.

 Y así nació la idea de que Paloma enseñe su arte. A su escuela de pintura asistían muchos interesados, incluso de jardines vecinos.

Un día llegaron al vivero unos macetones repletos de orgullosas achiras o lenguas de dragón, como también se las conoce. De color rojo, amarillas, y multicolores, colmadas de pompis altivos y poco sociables.

La comunidad del vivero no recibió con agrado a los recién llegados. Ellos tampoco se acercaron para conocerse y, al poco tiempo, comenzaron algunos problemas. 
Los pompis de las alegrías del hogar un día llegaron a sus  flores y sus vestidos rojos no estaban. Los pompis de los malvones, tan comunicativos, trataron de mediar para encontrarlos. Fueron de flor en flor preguntando y averiguaron que los pompis de las achiras los habían tomado prestados, sin pedir permiso a sus dueños.
-¡Eso no se hace! –les dijeron- ¡Deben devolverlos!
-Los devolveremos luego de usarlos -contestaron.
Y eso, no le gustó a nadie.

Después, los pompis de las achiras organizaron una fiesta y no invitaron al resto de las comunidades. Usaron los vestidos de los pompis de las alegrías del hogar. La música se escuchaba en todo el vivero, había gran baile y diversión.

Esto tampoco gustó a los pompis del vivero.

Nuevamente, los pompis malvoneses intercedieron.
-Demos una fiesta nosotros e invitemos a todos, incluso a los recién llegados, así tendremos la oportunidad de hablarles –propusieron.
-¿Están sugiriendo que vengan esos pompis que todavía no nos devolvieron nuestros vestidos rojos? –dijeron los pompis de las alegrías- ¡Ni lo sueñen!
-¡Nosotros tampoco iremos! –agregaron los de las camelias y las amarilis.
-¡Ni nosotros! –gritaron los de las azaleas.
Y todos se disgustaron con los pompis de los malvones, porque no los entendían.

Ese día algunos pompis del vivero empezaron a hablar lenguas distintas para no comunicarse con los de los malvones y los de las achiras. Otros, directamente, no hablaron más.


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