7 nov 2010

Poesías Infantiles

Del saber encontrar el valor de las cosas

Tengo una mesa
que tiene tres patas
y un jardín sin plantas.

Tengo un ropero
que no tiene espejo
y un llavero.

Tengo una puerta
pero está cerrada
y encadenada.

Tengo un vecino
que es jardinero
y tengo tu amor completo.


Tengo una cajita
con muchos colores,
no tiene verde,
ni rojo,
ni flores.

Con las llaves de mi llavero
abro la puerta encadenada
y pido al jardinero
que plante en mi jardín
un rosal y dos limoneros.

Tomo mi cajita
con todos sus colores
y dibujo un espejo para mi ropero.
Ahora tengo verde, rojo y flores
y un destino de bellos colores.

No importa la mesa
que aún tiene tres patas:
si tengo tu amor me basta.



El escarabajo

¿Qué tiene el señor escarabajo
que camina tan encorvado?
¿Es que está muy viejo,
o es quizá que está cansado?

¿Qué tiene en la cabeza el señor escarabajo?
¿Es nariz o es cuerno eso que tiene? ¡Qué raro!

¿Busca usted novia, señor escarabajo?
Porque yo sé de una que con cariño
lo viene a usted mirando,
pero usted pasa a su lado
sin el menor reparo.

¿Quiere que se la presente, señor escarabajo?



Mi estrella

Una estrella muy rara
es esta que veo, tan bella.
La estrella que yo te digo
no titila en el cielo.
No es estrella de brillo,
no está lejos, es cierto.

La estrella que te digo
muy bien la conozco.
Porque la vi en el mar
revolcándose en el arenal.
La traje a mi casa
y aquí la tengo en un vitral.



La sirena

Todos dicen que pasó
pero a mí no me consta,
que tenía largo y sedoso
el cabello hasta los pies,
que desde pequeña
juntaba conchillas,
las ponía en un frasco
y las guardaba después.

Que un día frente al mar
la vieron estirarse,
como una princesa
delicada su tez,
sus brazos ágiles
vieron alargarse,
para sumergirse luego,
sirena esta vez.

La vieron pescadores,
la vieron marineros,
escucharon su canto,
reconocieron su voz,
la llamaron por el nombre
quienes la conocían,
se fue dejando una estela
y desapareció.


Cometa

Quisiera, como vos,
jugar con el viento
o acariciar con arte
las nubes del cielo.

Quisiera yo también
navegar con piruetas
y subir montañas
haciendo morisquetas.

Sólo una vez quisiera
montarme sobre tu cola,
llegar a lo más alto
que sobre ti se pueda.

Podría desde allí
increpar a las olas,
surfear horizontes
sobre ti, cometa.



Mi alien

Tengo un alien en mi casa
escondido en la heladera;
si no viene su mami
el bicho morirá de pena.

Este alien que les digo
es casi como un pescado;
tiene branquias, tiene ojos
aunque los tiene medio cerrados.

“No es un alien”-todos dicen-
¡pero yo afirmo que lo es!
y aunque tiene una gran cola
tampoco sirena ha de ser.

¡Dejen de molestarme!
¿por qué no puede ser?
Yo digo que a mi alien hoy
no lo vamos a comer.


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